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viernes, 16 de enero de 2015

El cuento de la Princesa Kaguya de Isao Takahata

Entre los nominados al Óscar 2015, en la categoría de Mejor Película Animada, se encuentra El cuento de la Princesa Kaguya una bella obra maestra de Isao Takahata (Heidi, Marco, La tumba de las luciérnagas) producida por el Studio Ghibli de Japón.


Esta película está basada en el antiguo cuento El cortador de bambú, en dónde se nos narra la historia de Kaguya (かぐや o 輝夜, Luz Brillante) una hermosa Princesa de la Luna que nació de un tronco de bambú cuyo cortador la acoge en su hogar y, junto con su esposa, la adopta como su hija.

Una obra maestra de animación tradicional que tardó aproximadamente 5 años en realizarse, con paisajes que nos recuerdan esos cuadros acuarelados antiguos que a veces vemos en los restaurantes de comida oriental, una música compuesta por Joe Hisaishi que hace que vivamos lo que Kaguya siente conforme va creciendo y volviéndose toda una mujer...



El cuento de la Princesa Kaguya es una película que hace que nos replantemos nuestra vida de adultos y pensar si en el camino hemos perdido un poco de nosotros por "adaptarnos" a los moldes que la sociedad impone.

Así que si quieres disfrutar de los bellos trazos a lápiz que nos ofrece esta película y de un final no tan feliz, te recomiendo que tengas al lado un pañuelo porque sentirás como esta película poco a poco va tocando tu alma.

XOXO
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lunes, 14 de junio de 2010

De por qué el amor es ciego...


Cuenta que una vez, se reunieron en un lugar de la tierra, todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, La Locura siempre tan loca, propuso: ¿Vamos a jugar a las escondidas?

La Intriga levantó una ceja intrigada y la Curiosidad sin poder contenerse preguntó:

- ¿A los escondidos? y ¿Cómo es eso? -

Es un juego – explicó La Locura- en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, al primero de ustedes que encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego.

El Entusiasmo bailó entusiasmado secundado por la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La Verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final siempre la hallaban, la Soberbia opinó que era un juego muy tonto – En realidad en el fondo lo que le molestaba era que la idea no se le hubiera ocurrido a ella- y la Cobardía prefirió no arriesgarse.

1,2,3... comenzó a contar la Locura. La primera en esconderse fue la Pereza, como siempre tan perezosa se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzó a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos:

- ¿Qué si una rendija de un árbol? Perfecto para la Timidez.
- ¿Qué si el vuelo de una mariposa? Formidable para la Voluptuosidad.
- ¿Qué si una ráfaga de viento? Magnífico para la Libertad.
- ¿Qué si un lago cristalino? Ideal para la Belleza.

Así terminó por acurrucándose en un rayito de sol. El Egoísmo en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio: aireado, cómodo, pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos, mentira en realidad se escondió detrás del arcoiris. La Pasión y el Deseo en el centro de los volcanes. El Olvido... se me olvidó donde se escondió el olvido..., pero eso no es lo más importante.

Cuando la Locura contaba ya 999.999, el Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

¡Un millón! Contó la locura y comenzó a buscar.......

La primera fue la Pereza a sólo tres pasos detrás de una piedra. Después se escuchó a la Fe discutiendo con Dios sobre teología, y a la Pasión y al Deseo sintió en el vibrar de los volcanes.

En un descuido, encontró a la Envidia y claro pudo decir donde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, porque él solo salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.

De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la Belleza, con la Duda resultó ser más fácil todavía, pues la encontró sentada en una cerca sin decidir aún de que lado esconderse. Así fue encontrando a todos...

Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una oscura cueva, a la Mentira detrás del arcoiris, mentira en realidad estaba en el fondo del mar. Hasta al Olvido.... se le olvidó que ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos.

Pero lo curioso era que el Amor no aparecía por ningún sitio. La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas, en la nubes, en el viento, etc. y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y pensó:

¨El Amor como siempre tan cursi, seguro se escondió entre las rosas.....¨

Tomo una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó: no se había dado cuenta que las espinas habían herido en los ojos al amor. La Locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.

Es desde entonces, desde la primera vez que se jugó en la tierra a los escondidos, que el Amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña.

Fin.
XOXO
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martes, 10 de noviembre de 2009

La leyenda del conejo de la Luna

Seguro muchos han escuchado esta conversación:

Luna: "El conejo de la Luna esta cociendo arroz."
Artemis: "El arroz está duro."
Luna: "Tomará consistencia una vez que se halla cocido."


Los japoneses ven en la superficie de la Luna la figura de un conejo preparando Mochi (un dulce típico japonés en base a arroz). Ésta es la leyenda que usan para explicar la imagen:
Un día, un viejo peregrino encontró a un mono, un zorro y una liebre en el campo. El anciano se encontraba agotado por su viaje lo cual le llevó a pedir a los tres animales, como favor, que le consiguiesen algo de comida. El mono se subió a un árbol y recogió jugosas frutas, el zorro con su gran habilidad para cazar atrapó un ave y la liebre, con gran pesar, volvió con las manos vacías.

Al ver al viejo con la cara triste y cansada, se sintió culpable. Entonces recogió ramas y hojas secas, encendió una fogata y se lanzó dentro para ofrecerse a sí misma como alimento. El viejo, conmovido ante el trágico sacrificio del pobre animal, reveló su verdadera identidad. Era un Dios de gran poder que recogió los restos de la liebre y los enterró en la Luna como homenaje a su gesto de solidaridad.

Esta es una historia de sacrificio y entrega. Por ello los conejos saltan, tratando de alcanzar a su héroe que descansa en la Luna.
Aparte de esta leyenda también existe una leyenda maya que trata de explicar la forma que se ve en la Luna:
Quetzalcóatl, el dios Grande y Bueno, se fue a viajar por el mundo convertido en un hombre. Como había caminado todo un día, a la caída de la tarde se sintió fatigado y con hambre. Pero todavía siguió caminando, hasta que las estrellas comenzaron a brillar y la Luna se asomó a la ventana de los cielos. Entonces se sentó a la orilla del camino, y estaba allí descansando, cuando vio a un conejito que había salido a cenar.

-¿Qué estás comiendo?, -le preguntó.
-Estoy comiendo zacate. ¿Quieres un poco?
-Gracias, pero yo no como zacate.
-¿Qué harás entonces?
-Morirme, tal vez de hambre y sed.

El conejo se acercó a Quetzalcóatl y le dijo: "Mira, yo no soy más que un conejito, pero si tienes hambre, cómeme, estoy aquí".

Entonces el dios acarició al conejito y le dijo: "Tú no eres más que un conejito, pero todo el mundo, para siempre, se ha de acordar de ti".

Y lo levantó alto, muy alto, hasta la Luna, donde quedó estampada su figura. Después el dios lo bajó a la tierra diciéndole: "Ahí tienes tu retrato en luz, para todos los hombres y para todos los tiempos".
Encontrado en: Vanguardia
XOXO
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domingo, 28 de junio de 2009

La leyenda del hilo rojo

el hilo rojo

Wei Gu vivía en Dulin. Sus padres murieron cuando él era pequeño, por lo tanto quería casarse a una edad temprana. Sin embargo, todas sus propuestas de matrimonio fueron rechazadas. Durante el reinado de Tang Taizong (años 626 a 649), en una visita turística a Qinghe, se hospedó en un hotel de la región sur de la ciudad de Song. Un viajero le comentó acerca de una joven doncella, la hija de Pan Fang, un funcionario del gobierno de Qinghe, y lo invitó a encontrarse con la familia de Pan frente al Templo Longxing a la mañana siguiente.

Muy temprano en la mañana, Wei Gu no contuvo su impaciencia y se precipitó al templo. La luna todavía estaba en el cielo cuando llegó. Había un anciano sentado en los escalones del templo, recostado sobre un bolso, leyendo un libro bajo la luz de la luna. Wei Gu echó un vistazo al libro, pero no podía leer sus palabras, entonces con curiosidad preguntó al anciano: “¿qué tipo de libro está leyendo? Desde pequeño he estudiado muchas diferentes lenguas, hasta sánscrito indio. Pero debo confesar que nunca me he encontrado con la lengua escrita en este libro, ¿qué puede decirme sobre él?” El anciano sonrió y dijo: “este no es un libro escrito por seres humanos, proviene de 'el mundo invisible', ¿cómo podría usted leerlo?” Entonces Wei Gu preguntó: “¿qué hace aquí alguien de 'el mundo invisible'?” El anciano contestó: “usted llegó demasiado temprano, no es que yo no debiera estar aquí. Todos los administradores del Mundo Yin (mundo subterráneo) administran todo en el mundo Yang, que también es llamado el mundo humano, ¿por qué no deberíamos venir aquí?”

“Dígame, ¿usted de qué es responsable?”, preguntó Wei. “De los matrimonios de la gente”, aseguró el anciano. Wei Gu se exaltó y dijo, “mis padres murieron cuando yo era pequeño, entonces me gustaría casarme a una edad temprana porque no quisiera que mi descendencia se extinga. Sin embargo, todas las propuestas de matrimonio que hice durante los últimos diez años fueron rechazadas. Alguien me comentó sobre la hija del oficial Pan Fang, ¿piensa que ella se casará conmigo?” El anciano respondió: “no, ella no será su esposa. La mujer con la que usted se casará tiene ahora sólo tres años y se casará con usted cuando tenga 17. En este bolso llevo un hilo rojo que uso para unir los pies de las parejas. Una vez que están destinados a casarse, ato sus pies con este hilo rojo. No importa si son enemigos, ricos, pobres o están separados por una larga distancia, mientras el hilo rojo esté atado, ellos se casarán. Cuando los pies de ella estén atados al suyo, será inútil para usted buscar otra”.

Wei Gu necesitaba saber más, “¿Quién es mi esposa? ¿Dónde vive ella?” El anciano contestó, “su futura esposa vive con una familia que vende verduras, al norte del hotel”. “¿Puedo verla?” preguntó Wei Gu. El anciano dijo: “ella siempre está con la anciana que vende verduras, venga conmigo y se la mostraré”.

Las personas con la que Wei Gu estaba supuesto a encontrarse en el templo no aparecieron esa mañana. El anciano cerró el libro, recogió el bolso y guió a Wei Gu al mercado. Al llegar allí, vieron a una anciana con un ojo ciego que sostenía a una niña de tres años. Ambas lucían muy sucias y feas. El anciano señaló a la niña y dijo: “Esa es tu esposa”. Wei Gu, en cólera, preguntó, “¿Puedo matarla?”, el anciano respondió: “Esta niña está destinada a ser rica y a vivir una vida honorable y, además, encontrará la felicidad con usted. Por lo tanto, ¿cómo podría ser asesinada?” Al instante el anciano desapareció.

Una vez que Wei Gu volvió a su casa, afiló un cuchillo, se lo dio a su criado y le dijo: “Siempre has manejado bien mis asuntos. Si puedes matar a esta niña para mí, te recompensaré con 10.000 monedas”. El criado estuvo de acuerdo y, escondiendo el cuchillo en su manga, se dirigió al mercado, apresuradamente apuñaló a la muchacha y se alejó rápidamente. Fue capaz de escapar de la escena porque aquel día había una gran muchedumbre en el mercado.

Cuando el criado volvió, Wei Gu preguntó, “¿La apuñaló?” El criado contestó: “Traté de apuñalar su corazón, pero fallé, entonces la apuñalé entre las cejas”.

Wei Gu siguió proponiendo matrimonio a distintas mujeres sin ningún éxito. Otros 14 años habían pasado cuando le ofrecieron trabajar para Wang Tai, un funcionario de defensa en Xiangzhou. Tiempo después Wang Tai le entregó la mano de su hija en matrimonio porque encontró que Wei Gu estaba altamente calificado. La esposa de Wei Gu tenía entre 16 y 17 años y era muy hermosa. Wei Gu estaba muy contento, sin embargo, observó que su esposa siempre ponía una pequeña flor artificial entre sus cejas y nunca se la quitaba, incluso cuando se bañaba.

Al final del año, preguntó a su esposa por qué siempre llevaba puesta una flor artificial entre sus cejas. Ella le dijo, “en realidad soy la sobrina de Wang Tai, no su hija. Mi padre era el líder de un condado y murió en funciones, mi madre y hermano murieron más tarde; yo era un bebé en ese entonces. La única propiedad que mis padres dejaron era una casa al sur de la ciudad de Song. Viví allí con mi niñera Chen, ella sintió lastima por mí y siempre me cuidó. Sobrevivíamos vendiendo verduras. Cuando tenía tres años, estábamos con Chen en el mercado cuando repentinamente un loco me apuñaló entre las cejas dejándome una cicatriz que cubro con esta flor artificial. Aproximadamente 7 u 8 años más tarde, mi tío vino a Lulong para asumir un cargo. Me adoptó como su hija y me mudé con él, luego me casé con usted”.

Wei Gu asombrado indagó: “¿La niñera Chen tenía un ojo ciego?” Su esposa contestó: “Sí, ¿cómo lo sabe?” Wei Gu confesó: “En realidad, yo envié a aquel hombre loco. Esto es tan extraño”. Entonces relató a su esposa la historia entera.

El destino no puede ser cambiado por el hombre. Entendiendo esto, la pareja de ahí en adelante se hizo más respetuosa el uno del otro. El alcalde de la ciudad de Song oyó sobre este matrimonio predestinado y por lo tanto llamó a aquel hotel “Hotel del Compromiso”.
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El Hilo Rojo es una leyenda anónima de origen chino, que dice que entre dos personas que están destinadas a tener un lazo afectivo existe un hilo rojo, que viene con ellas desde su nacimiento. El hilo existe independientemente del momento de sus vidas en el que las personas vayan a conocerse y no puede romperse en ningún caso, aunque a veces pueda estar más o menos tenso, pero es, siempre, una muestra del vínculo que existe entre ellas.

El texto literal viene a decir: Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.

En china,  se tiene también la creencia de que a veces el hilo rojo es tan largo que nunca jamás se encuentra a la persona que esta atada del otro extremo, o que al estar roto y ser invisible nunca nos llevara hasta nuestro verdadero amor.

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Esta leyenda es interpretada de forma diferente en Japón, cuando se descubre que la arteria ulnar conecta el corazón con el dedo meñique. Al estar unidos por esa arteria se comenzó a decir que los hilos rojos del destino unían los meñiques con los corazones; es decir, simbolizaban el interés compartido y la unión de los sentimientos. Incluso durante el Periodo Edo (1603 a 1867) algunas mujeres se amputaban el dedo meñique para demostrarles su amor a sus maridos. Se consideraba un símbolo de completa lealtad.

Por eso en japonés los kanjis de "promesa de meñique" significan "dedo cortado". Los japoneses suelen cerrar promesas haciendo una “promesa de meñique”, a la que corresponde esta canción infantil:

♪ Yubikiri genman, uso tsuitara hari senbon nomasu… ♪
♪ Promesa del dedo meñique, si miento me tragaré mil agujas... ♪

XOXO
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lunes, 1 de junio de 2009

La leyenda de la Princesa Kaguya

Kaguya (かぐや o 輝夜, Luz Brillante) o Kaguya Hime (輝夜姫, Princesa Luz Brillante) es una leyenda japonesa que me interesó gracias a Sailor Moon (admito que soy media moonie xD ), aquí se las dejo:

kaguya
Había una vez un anciano que vivía con su esposa. Un día fue a una plantación de bambú para recolectar brotes, y se encontró allí con un árbol de bambú que tenía luz en su interior. Se preguntó por qué y sintió una gran curiosidad acerca de lo que habría dentro.

Cuidadosamente cortó el bambú y se quedó asombrado al encontrar a un precioso bebé en el interior. Decidió recogerla y llevarla a su casa. Consultó con su mujer que hacer con el bebé, y llegaron a la conclusión de que era un regalo de Dios. Decidieron llamar a la niña Kaguya-Hime (Princesa de la Luz Brillante). A partir de aquel día, cada vez que el anciano cortaba bambú, encontraba oro dentro de él, no tardó en hacerse rico y construir una gran casa.

Varios años después, el bebé creció y se convirtió en una linda joven. Todo el mundo la conocía porque era elegante y hermosa. Cinco príncipes llegaron a su casa para pedir su mano en matrimonio. Ella era reacia a casarse, así que les propuso varias tareas imposibles para llevar a cabo antes de conseguir casarse con ella.

El primero quedó encargado de traer el caliz sagrado de Buda que se encontraba en La India. Al segundo príncipe se le encargó recuperar una legendaria rama hecha de plata y oro. El tercero tenía que intentar conseguir la legendaria túnica hecha con el pelo de la rata de fuego, que se dice que está en China. Al cuarto, una joya de colores que brillaba al cuello de un dragón. Al último príncipe, le encargó una concha preciosa que las golondrinas guardaban como un tesoro. La princesa pidió cosas que nadie sabía que existían y estaban muy desilusionados.

Luego de esto, los jóvenes dejaron de ir por algún tiempo a la casa del viejito ya que todos estaban buscando los deseos de la princesa. Un día, llego el primer hombre y trajo la taza de Buda que la princesa había pedido, pero él no fue a India como ella lo pidió, en su lugar trajo una taza sucia de un templo cerca de Kyoto. Cuando la princesa lo vio, ella supo inmediatamente que esta no era la taza de Buda, porque aunque era muy vieja y estaba hecha de piedra, la taza que era de India siempre tenía un brillo sagrado.

El segundo no tenía idea de donde podría encontrarse una rama de plata y oro, además no quería hacer un largo viaje y como él era muy rico, decidió ordenárselo a unos joyeros. Luego le llevó el regalo a la princesa. Era tan maravillosa que ella pensó que realmente se trataba de lo que había pedido y pensó que no podría escapar del matrimonio con este joven de no ser porque los joyeros aparecieron para preguntar por su dinero. De esta manera la princesa supo que la rama no era la verdadera, y por tanto, no era lo que ella había deseado.

El tercero, a quién se le había pedido la túnica de pelo de rata de fuego, les dio una gran cantidad de dinero a algunos comerciantes que iban a China. Ellos le trajeron una piel vistosa y le dijeron que pertenecía a la rata de fuego. Se lo llevó a la princesa y ella dijo "realmente es una piel muy fina. Pero el pelo de la rata de fuego no arde, aún cuando se tira al fuego. Probémoslo". Y ella tiró la piel en el fuego, y como era de esperar la piel ardió en unos minutos, el joven se fue enfadado y avergonzado.

El cuarto era muy valiente e intentó encontrar el dragón por sí mismo. Navegó y vagó durante mucho tiempo, porque nadie supo donde vivía el dragón. Pero durante una jornada, fue asediado por una tormenta y casi muere. No podía buscar más al dragón y se fue a su casa. De vuelta en su hogar, se encontraba muy enfermo y no pudo volver con la Princesa Kaguya.

El quinto y último de los hombres buscó en todos los nidos, y en uno de ellos pensó que la había encontrado; pero al bajar tan aprisa por la escalera se cayó y se lastimó. Ni siquiera lo que tenía en su mano era la concha que la princesa había pedido, sino una golondrina vieja y dura.

De este modo todos habían fallado, y ninguno podría casarse con la princesa. La reputación de la princesa era tal, que un día El Emperador quiso conocer su extraordinaria belleza. El Emperador quedó prendado de la joven y le pidió que se casara con él y fuera a vivir a su palacio. Pero la princesa rechazó también su propuesta, diciéndole que era imposible ya que ella no había nacido en el planeta y no podía ir con él. No obstante, El Emperador no pudo olvidarla y siguió insistiendo.

Ese verano, cada vez que la princesa miraba la luna sus ojos se llenaban de lágrimas. Su anciano padre quiso saber qué le ocurría, pero ella no respondió. Cada día que pasaba la joven estaba más triste y siempre que miraba la luna no podía dejar de llorar. Los ancianos estaban muy preocupados, pero la princesa guardaba silencio. Un día antes de la luna llena de mediados de agosto, la princesa explicó por qué estaba tan triste. Explicó que no había nacido en el planeta, sino que procedía de la luna, a dónde debía regresar en la próxima luna llena, y que vendrían personas a buscarla.

Los ancianos trataron de convencerla de que no partiera, pero ella contestó que debía hacerlo. Así que el anciano corrió en busca del Emperador, y le contó toda la historia, enviando éste último una gran cantidad de soldados a casa de la princesa. En la noche de la luna llena de mediados de agosto, los guerreros rodearon la casa en su intento de proteger a la princesa, mientras ésta se hallaba en el interior con sus padres esperando por la gente de la luna que vendrían a por ella. Cuando la luna se puso llena, una inmensa luz los cegó a todos y la gente de la luna bajaron a por la princesa, los soldados no pudieron combatir porque estaban cegados por aquella inmensa luz y porque extrañamente habían perdido las ganas de luchar.

La princesa se despidió de sus padres, y les dijo que no deseaba irse, pero que tenía que hacerlo. También se despidió del Emperador por medio de una carta. El desolado Emperador envió un ejército entero de soldados a la montaña más alta de Japón, el gran Monte Fuji. La misión encargada era subir hasta la cima y quemar la carta que Kaguya-Hime había escrito, con la esperanza de que llegara a la ahora distante princesa.

Años después, de la luna cayó la capa que las personas de la luna le dieron a la princesa Kaguya-Hime. Un monje, llamado Miatsu, que pasaba por ahí se enteró de la historia de la princesa y fue a ver al Emperador. Le dijo que si alguna vez la luna llena aparecía más de lo debido, llevaran la capa al Monte Fuji y lo quemaran. Cuando el Emperador preguntó la razón, el monje le dijo que la princesa Kaguya había recibido la carta que el había quemado tanto tiempo atrás, y que se encontraba molesta por no haberse podido quedar en el planeta, por lo que había decidido convertir a la tierra en un lugar como la luna: sin espacio ni tiempo, sumida en la noche eterna, para poder regresar. El Emperador le pidió al monje que sellará a Kaguya en un lugar del cual jamás pudiera salir. El monje Miatsu lo hizo así, en un espejo del palacio (que fue conocido como espejo de la vida o de la luna) con los cinco objetos que la princesa había pedido a sus pretendientes, como llaves de abertura y cerradura del portal entre la luna y la tierra (el monje los tenía); de esta forma la humanidad estaría a salvo del poder de la princesa. La capa de Kaguya-Hime fue entregada a una familia reconocida y ancestral de la que se decía que sus miembros poseían poderes espirituales.
kaguya-hime
La princesa Kaguya se enteró por medio de un susurro de un sirviente del palacio que estaba encargado de cuidar el espejo que la mantenía cautiva del hechizo y el engaño del Emperador, así que le pidió a una de las personas de la luna que hiciera que del Monte Fuji cayera fuego, lava, cenizas y gases venenosos que causaran la muerte de la región entera. La persona así lo hizo, y tomando la furia de la princesa como componente principal, creó al volcán (antes era nada más una montaña), que no hizo erupción debido a que la rabia de la princesa no era suficiente así que tenían que esperar hasta que la rabia de la princesa se acumulara y fuera la suficiente para hacer estallar al volcán. Desde entonces las erupciones del Fuji (pocas en la historia), han sido violentas, debido a la furia de Kaguya-Hime.

XOXO
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sábado, 30 de agosto de 2008

Eros y Psique

"En una ciudad de Grecia había un rey y una reina que tenían tres hijas. Las dos primeras eran hermosas. Para ensalzar la belleza de la tercera, llamada Psique, no es posible hallar palabras en el lenguaje humano. Tan hermosa era que sus conciudadanos, y un buen número de extranjeros, acudían a admirarla. Incluso dieron en compararla a la propia Venus, y no advirtieron que, al descuidar los ritos debidos a esta diosa, tal vez estaban atrayendo sobre la bella y bondadosa joven un destino funesto. Venus, la diosa que está en el origen de todos los seres, herida en su orgullo, encargó a su hijo Eros: 'Haz que Psique se inflame de amor por el más horrendo de los monstruos' y, dicho esto, se sumergió en el mar con su cortejo de nereidas y delfines.

Psique, con el correr del tiempo, fue conociendo el precio amargo de su hermosura. Sus hermanas mayores se habían casado ya, pero nadie se había atrevido a pedir su mano: al fin y al cabo, la admiración es vecina del temor... Sus padres consultaron entonces al oráculo: 'A lo más alto contestó la llevarás del monte, donde la desposará un ser ante el que tiembla el mismo Júpiter'. El corazón de los reyes se heló, y donde antes hubo loas, todo fueron lágrimas por la suerte fatal de la bella Psique. Ella, sin embargo, avanzó decidida al encuentro de la desdicha.

Sobre un lecho de roca quedó muerta de miedo Psique, en lo alto del monte, mientras el fúnebre cortejo nupcial se retiraba. En estas que se levantó un viento, se la llevó en volandas y la depositó suavemente en un pradera cuajada en flor. Tras el estupor inicial Psique se adormeció. Al despertar, la joven vio junto al prado una fuente, y más allá un palacio. Entró en él y quedó asombrada por la factura del edificio y sus estancias; su asombro creció cuando unas voces angélicas la invitaron a comer de espléndidos platos y a acostarse en un lecho. Cayó entonces la noche, y en la oscuridad sintió Psique un rumor. Pronto supo que su secreto marido se había deslizado junto a ella. La hizo suya, y partió antes del amanecer.


Pasaron los días por la soledad de Psique, y con ellos sus noches de placer. En una ocasión su desconocido marido le advirtió: 'Psique, tus hermanas querrán perderte y acabar con nuestra dicha'. 'Mas añoro mucho su compañía' dijo ella entre sollozos. 'Te amo apasionadamente, pero querría ver de nuevo a los de mi sangre'. 'Sea', contestó el marido, y al amanecer se escurrió una vez más de entre sus brazos. De día aparecieron junto a palacio sus hermanas y le preguntaron, envidiosas, quién era su rico marido. Ella titubeó, dijo que un apuesto joven que ese día andaba de caza y, para callar su curiosidad, las colmó de joyas. Poco antes de que anocheciera, Psique tranquilizó a sus hermanas y las despidió hasta otra ocasión.

Con el tiempo, y como no podía ser de otra forma, Psique quedó encinta. Pidió entonces a su marido que hiciera llegar a sus hermanas de nuevo, ya que quería compartir con ellas su alegría. Él rezongó pero, tras cruzar parecidas razones, acabó accediendo. Al día siguiente llegaron junto a palacio sus hermanas. Felicitaron a Psique, la llenaron de besos y de nuevo le preguntaron por su marido. 'Está de viaje, es un rico mercader, y a pesar de su avanzada edad...' Psique se sonrojó, bajó la cabeza y acabó reconociendo lo poco que conocía de él, aparte de la dulzura de su voz y la humedad de sus besos... 'Tiene que ser un monstruo', dijeron ellas, aparentemente horrorizadas, 'la serpiente de la que nos han hablado. Has de hacer, Psique, lo que te digamos o acabará por devorarte'. Y la ingenua Psique asintió.

'Cuando esté dormido, dijeron las hermanas, coge una lámpara y este cuchillo y córtale la cabeza'. Enseguida partieron, y dejaron sumida a Psique en un mar de turbaciones. Pero cayó la noche, llegó con ella el amor que acostumbraba y, tras el amor, el sueño. La curiosidad y el miedo tiraban de Psique, que se revolvía entre las sábanas. Decidida a enfrentar al destino, sacó por fin de bajo la cama el cuchillo y una lámpara de aceite. La encendió y la acercó despacio al rostro de su amor dormido. Era... el propio dios Cupido, joven y esplendoroso: unos mechones dorados acariciaban sus mejillas, en el suelo el carcaj con sus flechas. La propia lámpara se avivó de admiración; la lámpara, sí, y una gota encendida de su aceite cayó sobre el hombro del dios, que despertó sobresaltado.

Al ver traicionada su confianza, Cupido se arrancó de los brazos de su amada y se alejó mudo y pesaroso. En la distancia se volvió y dijo a Psique: 'Llora, sí. Yo desobedecí a mi madre Venus desposándote. Me ordenó que te venciera de amor por el más miserable de los hombres, y aquí me ves. No pude yo resistirme a tu hermosura. Y te amé... Que te amé, tú lo sabes. Ahora el castigo a tu traición será perderme'. Y dicho esto se fue. Quedó Psique desolada y se dedicó a vagar por el mundo buscando recuperar, inútilmente, el favor de los dioses: la cólera de Venus la perseguía. La diosa finalmente dio con ella, menospreció el embarazo de la joven, le dio unos cuantos sopapos y la encerró con sus sirvientas Soledad y Tristeza.

El caso es que Venus decidió someter a Psique a varias pruebas, convencida de que no podría superarlas; mas acudieron en ayuda de la joven las compasivas hormigas, las cañas de los ríos y las aves del cielo. La última prueba, en cambio, fue la más terrible: Psique bajó a los infiernos en busca de una cajita que contenía hermosura divina. En el camino de regreso, sin embargo, quiso ella misma ponerse un poco y, al abrir la caja, un sueño insoportable se abatió sobre ella. Y habría muerto, de no ser porque Cupido, su loco enamorado, acudió a despertarla: 'Lleva rápidamente la cajita a mi madre, que yo intentaré arreglarlo todo' dijo, y se fue volando. En la morada de los dioses, a petición de Cupido, Zeus determinó que los amantes podían vivir juntos. Así que Hermes raptó a Psique y la llevó al cielo, donde se hizo inmortal. Y fueron juntos felices Eros y Psique y a su debido tiempo tuvieron una niña a la que en la tierra llamamos Voluptuosidad. "


En fin. Que estos griegos tenían mucha imaginación. Lo cierto es que, en griego, la palabra "Psique" significa "alma", y por aquel entonces creían que, al morir una persona, su alma abandonaba el cuerpo en forma de mariposa nocturna. Ahora entenderás por qué en las noches de verano, a la hora de la fresca, esa mariposa nocturna revolotea como loca alrededor de la luz. Es la propia Psique que busca junto a su lámpara, infructuosamente, al amado que perdió de forma tan ingenua. O por lo menos eso es lo que los griegos contaban.

Encontrado en: Los Amores de Eros y Psique

XOXO
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jueves, 14 de agosto de 2008

Sobre el amor en la mitología

"En la mitología griega, eran tres los sexos: lo masculino era en un principio descendiente del sol; lo femenino, de la tierra; y lo que participaba de ambos, de la luna. Y precisamente, como la luna, eran circulares ellos mismos y su manera de avanzar. Eran, pues, terribles por su fuerza y su vigor y tenían gran arrogancia, hasta el punto de que atentaron contra los dioses. Entonces Zeus y los demás dioses deliberaron y se encontraban ante un dilema, ya que ni podían matarlos ni hacer desaparecer su raza, fulminándolos con el rayo como a los gigantes - porque entonces desaparecerían los honores y sacrificios que los hombres les tributaban -, ni permitir que siguieran siendo altaneros.

Tras mucho pensarlo, al fin Zeus tuvo una idea y dijo: 'Me parece que tengo una estratagema para que continúe habiendo hombres y dejen de ser insolentes, al hacerse más débiles. Ahora mismo, en efecto -continuó- voy a cortarlos en dos a cada uno, y así serán al mismo tiempo más débiles y más útiles para nosotros, al haber aumentado su número'. Así pues, una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada en dos, cada parte echaba de menos a su mitad, y se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, se abrazaban la una a la otra, anhelando ser una sola por naturaleza. Desde hace tanto tiempo, pues, el amor de unos a otros es innato en los hombres y aglutinador de la antigua naturaleza, y trata de hacer un solo individuo de dos. Así pues, cuando se tropiezan con aquella verdadera mitad de sí mismos, sienten un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor, de manera que no están dispuestos a separarse.

XOXO
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