Un profesor de termodinámica quiso aplicar su examen de una manera diferente a la común. Este examen no era el clásico que todos hemos hecho de ejercicios con máquinas y leyes, con grados, presión y volumen. El profesor quiso hacer pensar a los alumnos en vez de reaccionar como robots resolviendo problemas.
El examen solo era de una pregunta y 2 posibles respuestas: “El infierno es endotérmico (cuando se emite calor) o exotérmico (cuando se absorbe calor). Justifique su respuesta”.
Al parecer una pregunta muy fácil de responder por ciertas leyes que existen. En este caso la mayoría de los alumnos se basaron en responder de la manera más fácil, apoyándose en la Ley de Boyle que afirma que el gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime. Es por eso que cuando se abre la llave de un tanque de gas, si le pasas la mano se siente frío. Supongo que para meter el gas, lo han de tener que enfriar pues se ha de calentar.Pero hubo alguien con mucha mas imaginación, que así como la pregunta del profesor dejó asombrados a varios, un estudiante respondió lo siguiente:
Primero, necesitamos saber cómo varía en el tiempo la masa del Infierno. Así, necesitamos saber la frecuencia con la que las almas entran en él y la frecuencia con la que salen. Opino que podemos asumir sin ninguna duda que, una vez que un alma ha entrado en el Infierno, ya no sale nunca más. Así pues, no hay frecuencia de salida. Para calcular cuantas almas entran en el Infierno, tengamos en cuenta las distintas religiones que existen hoy en día en el mundo.
Algunas de estas religiones afirman que, si no eres miembro de ella, irás al Infierno. Debido a que hay más de una de estas religiones y teniendo en cuenta que una persona no pertenece a más de una religión al mismo tiempo, podemos afirmar que toda la gente y todas sus almas van al Infierno.
Con las tasas de natalidad y mortalidad llegamos a la conclusión de que el número de almas que ingresan en el Infierno crece exponencialmente.
Ahora miramos la variación del volumen del Infierno debido a que a la Ley de Boyle establece que "para que la temperatura y la presión en el Infierno permanezcan invariantes, el volumen de este se tiene que expandir según se van añadiendo almas". Esto nos da dos posibilidades:
Si el Infierno se expande a una velocidad más baja que la frecuencia a la que entran las almas, entonces la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que éste reviente.
Por supuesto, si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la frecuencia de entrada de almas, entonces la temperatura y la presión caerán hasta que este se congele. Así pues, ¿cual es la conclusión?
Si aceptamos el postulado que enunció mi compañera Theresa Banyan en el primer año de carrera y que decía algo así como: “El Infierno se congelará antes de que yo me acueste contigo”, y dado el hecho de que todavía no lo he conseguido entonces el enunciado número 2 no puede ser cierto así que la respuesta es:
“El Infierno es exotérmico”
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