Seguro muchos han escuchado esta conversación:
Luna: "El conejo de la Luna esta cociendo arroz."
Artemis: "El arroz está duro."
Luna: "Tomará consistencia una vez que se halla cocido."
Los japoneses ven en la superficie de la Luna la figura de un conejo preparando Mochi (un dulce típico japonés en base a arroz). Ésta es la leyenda que usan para explicar la imagen:
Un día, un viejo peregrino encontró a un mono, un zorro y una liebre en el campo. El anciano se encontraba agotado por su viaje lo cual le llevó a pedir a los tres animales, como favor, que le consiguiesen algo de comida. El mono se subió a un árbol y recogió jugosas frutas, el zorro con su gran habilidad para cazar atrapó un ave y la liebre, con gran pesar, volvió con las manos vacías.Al ver al viejo con la cara triste y cansada, se sintió culpable. Entonces recogió ramas y hojas secas, encendió una fogata y se lanzó dentro para ofrecerse a sí misma como alimento. El viejo, conmovido ante el trágico sacrificio del pobre animal, reveló su verdadera identidad. Era un Dios de gran poder que recogió los restos de la liebre y los enterró en la Luna como homenaje a su gesto de solidaridad.Esta es una historia de sacrificio y entrega. Por ello los conejos saltan, tratando de alcanzar a su héroe que descansa en la Luna.
Aparte de esta leyenda también existe una leyenda maya que trata de explicar la forma que se ve en la Luna:
Quetzalcóatl, el dios Grande y Bueno, se fue a viajar por el mundo convertido en un hombre. Como había caminado todo un día, a la caída de la tarde se sintió fatigado y con hambre. Pero todavía siguió caminando, hasta que las estrellas comenzaron a brillar y la Luna se asomó a la ventana de los cielos. Entonces se sentó a la orilla del camino, y estaba allí descansando, cuando vio a un conejito que había salido a cenar.-¿Qué estás comiendo?, -le preguntó.-Estoy comiendo zacate. ¿Quieres un poco?-Gracias, pero yo no como zacate.-¿Qué harás entonces?-Morirme, tal vez de hambre y sed.El conejo se acercó a Quetzalcóatl y le dijo: "Mira, yo no soy más que un conejito, pero si tienes hambre, cómeme, estoy aquí".Entonces el dios acarició al conejito y le dijo: "Tú no eres más que un conejito, pero todo el mundo, para siempre, se ha de acordar de ti".Y lo levantó alto, muy alto, hasta la Luna, donde quedó estampada su figura. Después el dios lo bajó a la tierra diciéndole: "Ahí tienes tu retrato en luz, para todos los hombres y para todos los tiempos".
Encontrado en: Vanguardia
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